Aunque para muchos pueda resultar extraño el uso de azafatas y promotoras en los salones y ferias del automóvil de medio mundo sigue estando a plena luz del día.
Donde algunos ven una figura anacrónica otros ven una figura que lleva anclada a este tipo de eventos relacionados con los coches el mismo tiempo que llevan existiendo estos meetings que tan importantes resultan tanto para marcas como para las propias promotoras de este tipo de congresos.
Lo cierto es que la figura de la azafata y promotoras del presente, claro está, distan mucho de aquellas jóvenes, estilizadas y exhibidas maniquíes cuya función se limitaba a ejercer la misma atracción que imán hacia ciertos stands donde explicar las bondades de aquel modelo con el que cada automovilística trataba de sorprender a su target.
Tema, este, que centraba parte de las discusiones durante el último Salón del Automóvil de París, una de las grandes referencias a nivel mundial en automoción y que más tiempo lleva contando con este tipo de profesionales entre sus actores principales.
Con algo de eco de fondo provocado por el ruido que acompaña a este tipo de eventos, una joven azafata y promotora que trabajaba para Wolkswagen despejaba cualquier tipo de duda sobre las nuevas chicas imagen de las marcas en estas ferias: “Somos como agentes de ventas, no mujeres florero”.
Un trabajo para el que, agregaba, había sido formada. Lo mismo con todas las demás compañeras que le acompañan durante la Feria y lo mismo con todas aquellas profesionales del automóvil que se encargan de mostrar, cuando no explicar las bondades de un determinado modelo o de redirigir a los comerciales cuando se trata del interés de un posible cliente o de atender a la prensa con más detenimiento.
Es por eso que, como mínimo, estas deben contar con entre dos y tres jornadas de formación expresa para poder cumplir a la perfección con el cometido que exige cada marca y que, como acabamos de ver en el párrafo anterior, puede oscilar entre labores más enfocadas a la recepción abriendo la puerta del coche, repartiendo folletos, indicando dónde están los responsables y aquellas que exigen más formación como las relacionadas con la explicación de las características de cada modelo.
En el caso de estas últimas la formación se extiende más allá de un par de jornadas por lo que, dada la inversión en training, a menudo les acompañan en varias citas anuales, cuando no repiten de una edición en otra una vez han demostrado su valía como embajadoras de una marca.
El nivel de profesionalización de estas ha llegado a tal punto que no son pocas las firmas que deciden, más allá de la formación, citarlas con anterioridad para asuntos tales como la explicación de la filosofía de una marca o, también, para hacerles los vestidos de azafata a medida en busca de que nada falle como así sugieren las marcas más lujosas en un sector que mueve cada año, solo en España, alrededor de 62.000 millones de euros anuales o lo que es lo mismo, el 10% del PIB nacional.
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