Aunque las diferencias entre promotoras y azafatas sean evidentes a simple vista todavía hay hoy quien no acaba de ver clara cuáles son estas atribuyendo las funciones de unas a otras y, a menudo, mezclándolas.
Más allá de las diferencias que pueda tener el gran público, lo cierto es que quien debería tener completamente despejadas todas las dudas al respecto son tanto los estudiantes de publicidad y marketing, las agencias de publicidad y/o de azafatas y, por supuesto, los clientes que con motivos de la presencia de determinados eventos o congresos deciden lanzarse a contar con el mejor personal especializado y formado ‘ad hoc’ para que todo sea un éxito.
Es por eso que, en busca de despejar todas las cuestiones al respecto, vamos a ver cuáles son las funciones de las repartidoras de información, de las azafatas de eventos y de las promotoras de congresos. Y es que, aunque puedan llegar a compartir sinergias, son muchas las diferencias que hay entre unas y otras.
En primer lugar, vamos a poner el foco en las azafatas y azafatos. Estos son personal contratado para actos de representación de determinadas marcas en ferias, congresos, eventos o meetings de todo tipo y condición. A menudo las empresas que protagonizan estos eventos exigen para su contratación ciertos aspectos físicos y ciertas capacidades que variarán notablemente.
En cuanto a este último asunto el requisito que nunca varía es el que está relacionado con la capacidad para relacionarse y comunicar y facilitar la interacción entre la marca y el público. Habitualmente son personas cuya edad oscila entre los 18 y los 35 años.
En cuanto a los promotores y promotoras hablamos ya de otro tipo de perfil profesional muy distinto. Tanto es así que se trata de profesionales enfocados a la consecución de distintos objetivos ya sea a través de ventas, de captación de contactos mediante el networking u otras tareas relacionadas con todo lo que sucede en las ferias y eventos.
A diferencias de los azafatos y azafatas su imagen, siendo importante, ya no tiene el mismo peso siendo primordial su capacidad comercial que deberán enfocar a conseguir una serie de resultados concretos. Fruto de ello la edad media de estos, también en contraposición a las azafatas, aumenta hasta comenzar de media en los 27 años y hasta bien entrada la cincuentena.
Antes de llegar a estos puestos suelen contar con una experiencia demostrable en campos como las ventas, la captación, la fidelización y, sobre todo, en el trato con todos los actores implicados en las ferias y congresos. Su mano izquierda para manejarse en reuniones con organizadores, público, proveedores o comerciales se suman a las cada vez más demandadas habilidades B2B.
Por último, las repartidoras y repartidores son, quizás, el perfil menos cualificado de los tres. Su papel se centra en el reparto de folletos, muestras, merchandising y otros elementos vinculados a la comunicación publicitaria. Es por eso que el perfil más demandado es un perfil de gente con buenas aptitudes físicas, con don de gentes, simpática, con ganas de moverse y con capacidad para soportar largas jornadas ofreciendo su mejor cara. Con una edad media que oscila los 18 y los 40 años.
Tanto promotoras y azafatas como repartidoras son básicas en toda acción publicitaria y de marketing ya sea en centros especializados, puntos de venta, eventos, ferias, congresos o salones donde una marca esté interesada en mostrarse.
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