No estamos descubriendo la pólvora si afirmamos que para que algo nos atraiga realmente nos tiene que entrar por los ojos.
De ahí que el trabajo audiovisual realizado para los portales de comercio electrónico se deba realizar con un especial mimo ya que, como aseguran cada vez más estudios, a más y mejores fotografías, más venden los e-commerce.
Y es que, más allá de tener un amplio producto que permita elegir entre una gran variedad de aquello que ofreces a tu target, y de disponer de precios competitivos y de un buen sistema de atención al cliente y de reparto, ahora también hay que ofrecer más fotos y de más calidad que nuestra competencia si queremos aspirar a colocarnos a su altura… o incluso superarlos.
Es por eso que en este post vamos a centrarnos en lo que los gurús de la publicidad señalan ya como las reglas de oro de la fotografía de producto que todo comercio online debe tener muy presentes si quieres mejorar sus resultados:
Las fotografías de los e-commerce
La primera de ellas es tan evidente como real: Aquello que no tiene fotografía -o mejor dicho fotografías- no se vende. Así se desprende de distintos informes sobre ventas de comercios electrónicos.
Pero esto ya no es suficiente. Estos mismos analistas coinciden en que las imágenes con las que promocionamos un producto o servicio tienen que ser capaces de llamar la atención del usuario en el primer golpe de vista complementando así a la información revelada sobre este producto.
Una vez lo consigamos no podemos dormirnos en los laureles ya que también parece demostrado que, aquellos que actualizan de manera constante las galerías, venden más que quienes no lo hacen.
La segunda tiene que ver con la enorme carga de información no verbal que las imágenes desprenden. Estas dicen mucho de la propia marca, siendo los escenarios, los focos, los retoques y la puesta en escena ya una muestra de la filosofía de quien vende.
Esta, además, también habla de cómo la marca del producto habla de él, de las calidades del mismo y los acabados así como de las funciones. Todo ello a través de las imágenes detalle.
La tercera está vinculada al lenguaje de la imagen. En este sentido cabe subrayar que nadie habla igual a un amigo de la infancia que a un juez o que a un tío segundo.
De igual forma, pues, debemos ser capaces de adaptar nuestro lenguaje verbal y visual a nuestro público. Y es que no debemos mostrar de la misma forma un producto que desprenda juventud, velocidad y pasión que otro que quiera transmitir calma o elegancia.
Es por eso que debemos saber jugar con luces, sombras, colores o ángulos en busca de conectar con un determinado target.
La cuarta y última está relacionada con la usabilidad de aquello que queremos vender. Dado que no tenemos delante el cliente potencial para explicarle, paso a paso y mientras la toquetea, como funciona algo debemos hacerlo a través de imágenes o vídeos.
Planos detalle, fotos en 360 grados y textos sencillos y claros sobre qué es lo que tenemos y qué ofrece pueden marcar la diferencia y acabar convenciendo a un cliente que ha pasado o pensaba pasar por la competencia.
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